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Wednesday, May 25, 2011

Re-published

OH, JEHOVÁ, OÍDO HE TU PALABRA, Y TEMÍ
 
Han pasado unos cuantos días desde mi último post, el Señor me ha ido enseñando mucho, y no sé cómo escribirlo todo en un corto post.  Hace un mes y medio atrás me levanté llorando, mi llanto fue fuerte y desesperante, nunca había sentido cosa igual, había tenido una visión la cual me asustó e entristeció mucho.  

La Visión:

Lo primero que vi fue el baúl de un carro, en el habían unas compras las cuales constituían de una caja de fideos romanos (sopas chinas), pan, y agua.  Mi vista continuó recorriendo el pequeño vehículo y en el asiento trasero se sentaban mis hijos, los cuales estaban bien delgados.  De repente oigo la voz de mi esposo que me pregunta si hay dinero, y yo le digo que hay pero no para malgastar, y en ese momento oigo la voz de una mujer que me dice: verifica que haya suficiente en el banco.  Mi esposo me explica que necesita gasolina y me señala a un poste de gasolina que se encontraba en el estacionamiento del supermercado.  Yo miré el poste, las pompas de gasolina eran de los años 70 y los postes que las dividían estaban cubiertos de moho.  Le peleé a mi esposo que no echara gasolina ahí, y que fuéramos a otro lugar, él no me hizo caso.  Cuando se bajó a echar gasolina le ofrecí una sombrilla aunque no estaba lloviendo.  Antes de Luis haber insertado la tarjeta de crédito en la pompa vi que los números comenzaron a correr y me escandalicé.  Gritaba que cómo era posible que ya estuviera corriendo si aún no ha sido aprobado el pago, cuando una de las empleadas una mujer alta, morena con pelo negro y largo con uniforme de mecánico se nos acerca.  Ella nos dice que ellos comenzaron la pompa para apresurar la transacción, yo le dije; "no, lo que ustedes están haciendo es robando, y si la tarjeta no fuese aceptada, ¿qué harían? y mire que nuestro carro solo necesita 6 galones para llenarse y nos han cobrado por 10!" Cuando miré el total nos habían cobrado $67.00 dólares.  La mujer mecánico caminó alrededor de mi carro, mientras mi esposo aún estaba afuera y yo sentada en el asiento del pasajero. Ella se sentó en el asiento de conductor y cerró la puerta; yo le comencé a gritar que se saliera de mi carro que iba a llamar a la policía, se volteó hacía mi pero ahora con una cara de hombre, con barba y pelo castaño largo y me grito: "CALLATE" y me puso una pistola en la cara.  Me fije en la llave del carro que giró sola y encendió el carro y el hombre se llevó el carro con mis hijos y yo adentro.

Al leer esto podrán entender porque me levante tan asustada y llorando.  Cuando me desperté sentí un gran espíritu de temor sobre mí, y desperté a mi esposo para que orara por mí.  Cuando el oró, el tercer capítulo de Habacuc vino a mi mente, leí el capítulo, oré un rato y después quede dormida.  He estado analizando mucho en la visión en estos últimos días, al igual que he estado mirando todos los desastres naturales que nos están impactando cada día. Cuando leí Habacuc me concentré en los últimos dos versículos, porque eso es lo que hacemos los Cristianos, buscamos las promesas para proclamarlas para que el mal no nos toque, y eso es bueno, así debe ser, pero también tenemos que abrir nuestros ojos a la realidad y es que el Juicio de Dios está sobre la tierra, devolví mi pensamiento al primer versículo:

"Oh Jehová, oído he tu palabra, y temí: Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia." Habacuc 3:1

El Señor me ha encomendado, y creo que al igual que a todo Cristiano, a orar primero por misericordia y segundo por sanidad.  La ira del Señor Vivo está cayendo sobre esta tierra, al igual que en el tiempo de Habacuc y nuestro clamor en medio de todo esto tiene que ser, "MISERICORDIA".  Como Cristianos hay veces que pensamos que debemos de orar para que el juicio de Dios pare, o no nos toque, pero como Habacuc entendía al igual nosotros: El juicio de Dios es justo y necesario, las naciones se han apartado de Dios, y han creado otros ídolos, el juicio tiene que pasar y va pasar porque así está escrito en su Santa Palabra, nos queda solo orar por misericordia para alcanzar más almas para Cristo. Tenemos que tocar más almas, un día a la vez.

Si desearen una interpretación más exacta del sueño, mándenme un e-mail.
 

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