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Saturday, February 11, 2012

Un Momento Personal

    Me despertó en la madrugada del primero de diciembre, un sutil silencioso toque a la puerta de mi habitación.  Me desperté curiosa, no sabía si en realidad escuche a alguien tocando a mi puerta o si tan sólo era mi imaginación.  Cuando abrí la puerta encontré a mi cuñada al otro lado de la puerta preguntándome si la quería acompañar al hospital.  Rápido me puse un jacket, y salimos para el hospital.  Las enfermeras de Cuidado Intensivo la habían llamado, muy preocupadas, necesitaban que alguien de la familia del paciente estuviera presente, de camino al hospital llamamos a mis padres, los cuales vivían a cuarenta y cinco minutos del hospital, para que nos encontraran allá.  No recuerdo muchos detalles de ese día, ya que todo fue como un sueño del cual uno quisiera despertarse y darse cuenta de que no fue real.  Las enfermeras del Cuidado Intensivo rápido nos entraron al cuarto de mi hermano mayor en dónde un médico estaba revisando los monitores.  Salí de la habitación, cuando mire a la derecha vi que mis padres entraron por el pasillo, mi papá cargaba su Biblia en la mano, habían dos enfermeras detrás de mí, y una le susurró a la otra; “ahí llegó el padre.” Me imagino que su declaración fue de modo informativo, pero yo sentí en mi espíritu, “aquí llegó el guerrero”. Las enfermeras de Cuidado Intensivo ya nos conocían muy bien, llevábamos más de un año entrando y saliendo de esos pasillos.  Cuando llegaron mis padres el Doctor les confirmo que todo se estaba mejorando y que ya no había razón de alarmarse, sé que una vez más mi Dios escuchó nuestras oraciones y alargo la vida de mi hermano.  Regresé a mi apartamento en la madrugada para descansar ya que todo el peligro había pasado… Como a las diez de la mañana recibí una llamada a mi celular del mejor amigo de mi hermano, gritándome, “tienes que avanzar a llegar, tienes que venir ahora”.  Una vez más no recuerdo como llegué al hospital tan sólo recuerdo haber llegado y encontrar a múltiples conocidos  fuera del área de Cuidado Intensivo, vi a mi cuñada llorando mientras mi mamá la abrazaba, mi respiración paró, mis rodillas se debilitaron, el cuarto me daba vueltas; recuerdo que una muy buena amiga de la familia me mira y me dice; “no, no ha muerto.” Entré al cuarto de Intensivo, mi Padre estaba en la puerta mirando, mientras que doctores y enfermeros velaban el monitor del corazón.  Entre a la habitación, le rogué al espíritu de mi hermano, que luchara por su vida.  Su corazón paró, me volteé al enfermero y le pregunté: “Murió?”  y él me respondió, “sí corazón, murió.” Vi a mi mamá emblanquecer, mi cuñada comenzó a llorar, le tomé la mano a mi papá, sin saber cómo reaccionaría al ver su único hijo, su primogénito, el único descendiente Negrón varón fallecer.   Nunca pensamos que mi hermano moriría, nuestra fe en Dios era tan grande que sabíamos que Dios lo sanaría milagrosamente.  Creíamos que este sería nuestro gran testimonio a todos, que esto sería lo que Dios usaría para enderezar a mi hermano; pero, no fue así.  Mi Padre tan sólo miró hacia el cielo, y dijo: “en medio de mi dolor te alabo.”
    Eduardo Negrón, mi padre, mi pastor, mi amigo; Aún cree en el poder milagroso de Dios, y que puede resucitar a los muertos, él sabe que Dios tiene control de todo y por eso años después de este evento aún le sirve al Dios vivo.  Tome tiempo  en este blog para hablar de un evento tan personal en mi vida, porque mi Papá ha comenzado su propio blog, el cual sé que será  de inmensa bendición para muchos, y atraves de este pequeño testimonio de su carácter, espero que entiendan que él es un hombre de fe, amor, sabiduría, y convicción; su amor es Jesús, sin duda, y su pasión es enseñar las virtudes de Él. Únanse a su blog será de gran bendición.
    arietededios.blogspot.com